Museo de Arqueología y Ciencias Naturales

Nos encontramos en este Museo porque aquí se encuentran en exhibición ejemplos de arte prehistórico de la región confeccionados en piedra: las “placas grabadas” y los petroglifos.

Comencemos apreciando las placas grabadas, cuya mayor colección del país se encuentra, precisamente, en este Museo. Las mismas son un ejemplo de “arte mueble”, es decir, arte que se puede trasladar de un sitio a otro. Se encontraron en la zona de Salto Grande, el sitio denominado “Bañadero”, proporcionó un importante número de tales artefactos. Las mismas son piezas sub rectangulares, a veces ovaladas o circulares, elaboradas en arenisca silicificada (piedra local), con dimensiones promedios de 10 a 15 cm., y un espesor que rara vez supera los 4 cm, con grabados geométricos rectilíneos, simétricos, hechos en forma de surco continuo o de hoyuelos alineados.

El nivel cultural en que se localizaron dichos litos grabados, cuya función resulta desconocida hasta hoy, fue datado por el método de C14 (Carbono 14), en 4.600 años A.P (Antes del Presente). Los grupos asociados a este nivel son cazadores- recolectores que también aprovechaban los recursos fluviales. Dentro de su tecnología, a la piedra tallada se le suma la piedra pulida, como se observa en sus boleadoras para la caza y morteros para la molienda, entre otros. Aún no utilizan la cerámica. Hasta la fecha, no se han encontrado artefactos de estas características en el resto del país.

Hoy estos sitios arqueológicos han desaparecido, como consecuencias de la construcción de la represa hidroeléctrica de Salto Grande.

Vayamos ahora a la sala temática: Comportamiento Simbólico (“Arte Rupestre”) Regional.
A la entrada de la sala, se puede observar una reproducción de una pintura rupestre de color rojo, de la Localidad Rupestre de Chamangá, en el departamento de Flores.

La sala está ambientada a la manera de los paisajes en los que se inscriben tales manifestaciones, terrenos llanos de origen basáltico donde afloran filones de areniscas silicificadas de escasa altura. Sobre la superficie de dichas rocas los antiguos habitantes elaboraron diseños abstractos, de tipo geométrico, mediante el picado y la abrasión.

Los petroglifos pueden aparecer agrupados en número que puede superar los cien grabados por sitio, o en números menores e incluso aislados.

Nos acercan más que ningún otro resto arqueológico al universo de elementos ideológicos – simbólicos de la comunidad que los realizó; están insertos en el paisaje y fueron elaborados para cumplir una función determinada dentro de la comunidad que los creó. Hay que señalar que si bien se le llama “arte”, la función que tuvo dentro de la sociedad que lo realizó posiblemente no haya sido una función estética. En otras partes de América se han investigado sitios con arte rupestre en los cuales las funciones han sido variadas, desde ser marcadores territoriales hasta expresiones chamánicas. Futuras investigaciones podrán develar esta interrogante.

Reconociendo su valor patrimonial y para colaborar en la protección de los sitios arqueológicos con presencia de pinturas y de grabados, varios de ellos han sido declarados Monumento Histórico Nacional, a través de la Ley 14.040.

No menos misteriosas resultan las llamadas alfarerías gruesas o campanas con formas de loro, ejemplos de arte en cerámica, que se encuentran en exhibición junto a una urna funeraria de origen guaraní. A estas campanas, más cercanas en el tiempo que los anteriores ejemplos de arte sobre rocas, se les atribuye una función mágico-religiosa.

Belleza plástica y misterio comunicador se encuentran en estos ejemplos de arte prehistórico.

Zorrilla y Brasil
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